Por fin te has decidido a dar el paso que llevabas tiempo pensando: has montado tu propia empresa.
Después de informarte convenientemente, te has decantado por la creación de una sociedad limitada porque es lo que más te conviene.
Desde el principio has tenido claro que quieres llevar tú personalmente la contabilidad de tu empresa, por eso has hecho un curso de contabilidad con el que estás muy contento.
Pero ahora que te ves rodeado de «documentación» y ya no te sientes tan seguro: has emitido facturas a tus clientes, las has recibido también de tus proveedores, el banco te manda los justificantes de las operaciones que realizas,….
En realidad te ves un poco desbordado porque has empezado a pensar que una cosa es hacer un curso y otra distinta es trabajar con la contabilidad en la vida real.
Pero tengo una buena noticia para ti: si realmente has aprendido a contabilizar lo más probable es que estés perfectamente capacitado para llevar la contabilidad de una empresa.
No digo que puedas hacerlo todo tú solo, no me malinterpretes: si no tienes nada de experiencia te recomiendo que contrates unos servicios de asesoramiento contable para que puedas consultar cualquier duda que te pueda surgir. Y, por supuesto, doy por hecho que te has formado adecuadamente, no que “hayas asistido” a un curso y ya está….
A lo que refiero es a que no infravalores los conocimientos que has adquirido porque con ellos vas a poder hacer más cosas de las que a lo mejor te imaginas.
La contabilidad «en la vida real»
Es algo habitual que cuando te sacas el carnet de conducir y coges un coche te das cuenta de que el que tú el que quieres es el coche de la autoescuela, y lo quieres porque es el que realmente sabes conducir.
Sin embargo, sí que sabes manejar cualquier otro coche sin problema y te vas dando cuenta a medida que vas teniendo práctica y soltura.
Con la contabilidad pasa algo parecido:
Sabes que puedes hacer los asientos contables que se desprenden de los ejercicios con los que has estado estudiando pero ahora que ves la documentación real que se maneja en una empresa ya no estás tan seguro de poder contabilizarla correctamente.
Vuelvo a repetir lo que he comentado antes: si realmente has aprendido a contabilizar lo más seguro es que estés perfectamente capacitado para llevar la contabilidad de una empresa.
Normalmente son 2 las ideas que se tienen equivocadas en ese sentido:
1.- «Los apuntes que hay que hacer en una empresa son mucho más complejos que los que yo he estudiado».
Esto no tiene por qué ser así, al menos en la mayoría de los casos. Piensa que cuando se está aprendiendo se resuelven ejercicios de todo tipo: primero más sencillos y luego cada vez más complejos, con la finalidad lógica de que se alcance un buen nivel de conocimiento.
2.- «Yo solo sé hacer cosas muy corrientes, seguro que no tiene nada que ver con lo que se tiene que contabilizar en una empresa».
Tampoco tiene por qué ser cierto en la mayoría de los casos (igual que antes).
Es posible que en el curso que has hecho no hayas aprendido a contabilizar emisiones de obligaciones y bonos, fusiones, escisiones, operaciones con futuros o contratos de permutas con cláusulas de resolución.
Pero es que este tipo de operaciones tampoco se dan en la gran mayoría de las PYMES: las empresas suelen comprar, vender, tienen gastos y trabajadores, algún préstamo, leasing, renting, y tal vez mantengan inversiones, operan con varios bancos, descuentan los efectos con los que les pagan sus clientes, liquidan sus impuestos y, de forma habitual y repetida, poco más….
Todo este tipo de apuntes se aprende a hacer en un curso de contabilidad normalito, así que sólo tienes que trasladar a la práctica lo que ya dominas sobre el papel.
Resumiendo
No existe tanta diferencia entre la contabilidad que se estudia y la de “la vida real”. Si realmente has aprendido a contabilizar correctamente no vas a tener problema a la hora de llevar la contabilidad de una empresa.
Si debes tener en cuenta que los errores que cometas van a tener una importante repercusión porque afectarán a los datos económicos de la empresa y, en muchos casos, también a las liquidaciones de impuestos.
Por eso, si no tienes experiencia, deberías contar con la posibilidad de consultar tus dudas o de algo de supervisión.
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